Somos dos naciones en una: la nación moderna, la de la minoría privilegiada que acapara ciencia, riqueza y poder, y la antigua, la de la mayoría oprimida y marginada.
En este capíturo se destacan los siguientes aspectos de la sociedad mexicana: la familia, la mujer, los jóvenes, las clases sociale y el individualismo.
En las familias de clases populares el padre sigue siendo una especie de dueño de la mujer y de los hijos.
En la cultura azteca lo mejor que le podía suceder a la mujer era morir al dar a luz, apenas en 1953 se le otorgó el derecho de votar a la mujer, es decir se le dejó salir de la minoría de edad política.
Hay una dificultad específica para los jóvenes del sexo masculino: tienen que superar fuertes presiones hacia conductas antisociales, al mexicano medio se le enseña desde niño, que la fuerza, no el espíritu, es el factor primordial del triunfo.
En México son dramáticas las diferencias entre los pocos ricos-ricos y los muchos pobres-pobres.
Al mexicano le disgusta la colaboración, sólo en momentos dramáticos, por ejemplo en tragadias colectivas, surje una especie de solidaridad masiva emocional, que hace frente a las emergencias, pero esta reacción se apaga pronto.
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